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Parapitiguasu, una zona de Charagua Iyambae que enfrenta al COVID-19 con autonomía.

Por: Marcelo Alberto Quelca[1]

Desde el domingo 22 de marzo a través del decreto supremo 4199 emitida por el Gobierno Nacional, Charagua Iyambae junto al resto del país entro en cuarentena total ante la amenaza de contagio y propagación del Coronavirus (COVID-19), una enfermedad infecciosa causada por un virus nuevo que estalló en Wuhan (China) en diciembre de 2019 convirtiéndose con el tiempo en una pandemia porque está generando muchas muertes en todos los países del mundo.

La cuarentena total significa entre otros detalles, que todas las personas deberían permanecer en sus domicilios durante un determinado tiempo, de ahí que mundialmente se hizo famoso el slogan “quédate en casa”, pero que como veremos más adelante, no aplica a los territorios indígenas de Charagua Iyambae.

Parapitiguasu es una Capitanía guaraní y a la vez, es una Zona de la entidad territorial de la AIOC Charagua Iyambae conformada por 11 comunidades que durante este tiempo de cuarentena, tiempo de crisis, ha visibilizado su gran fortaleza orgánica. Como nos comenta Julio Villarroel, dirigente comunal de Pueblo Nuevo del Parapetí “acatando los lineamientos del COE de nuestra AIOC que dirige Ademar Flores, nosotros los dirigentes comunales hemos conformado también nuestro COE Zonal”. Como bien se sabe, el Centro de Operaciones de Emergencia (COE) es la instancia clave de coordinación y toma de decisiones para dar respuesta ante la amenaza (COVID-19) a fin de salvar vidas, sobretodo de la población más vulnerable.

La primera gran decisión apenas pasado unos días de la declaratoria de la cuarentena, fue compartir información con toda la población acerca del COVID-19. Ahí se tiene el caso de San Antonio del Parapetí, una comunidad que cada vez más se asemeja a un centro urbano por el tamaño de su población, “los dirigentes comunales, luego de recibir el informe de los médicos, determinaron informar calle por calle sobre la cuarentena y los cuidados que se debe tener, a través de vehículos con altavoces, durante una semana” nos comentó Romualdo Enríquez, Rector del Instituto Superior Tecnológico “Tarema Ikua”. Mientras que para las comunidades más pequeñas se encargaron de informar a través de reuniones comunales, en las cuales, la participación de los dos médicos contratados específicamente para la emergencia, fueron muy oportunas y valoradas por la población comunitaria.

La segunda gran decisión fue el control territorial. Bajo la consigna de que la mejor estrategia ante la constante amenaza del COVID-19 es el resguardo de las fronteras, el 3 de abril decidieron establecer puntos de control principalmente en Machipo e Itatiqui para evitar sobre todo el ingreso de personas “extrañas”. Por su extrema importancia de esta acción, es que “se ha comunicado a todas las familias que adviertan a sus parientes que estén fuera del territorio, que no vengan, que esperen a que pase la cuarentena, aunque después nos comentaron de que están llegando por el tren carguero, pero los estamos aislando tal cual establecen los protocolos” dijo don Julio. Esta decisión ha hecho posible también, que los dirigentes comunales o como menciona la Ley de Gestión de Riesgos, los “Comités Locales de Emergencia” autoricen la movilización al interior de sus comunidades con las debidas medidas de bioseguridad recomendadas.

La tercera gran decisión fue la provisión de alimentos a las familias más necesitadas. Cada comunidad de manera ejemplar, en reuniones comunales sin ningún interés y/o mezquindad conformó sus listas de las familias que están en condiciones de alta vulnerabilidad.  Por decisión de todos los dirigentes comunales, autorizaron a la Ejecutiva Zonal de Parapitiguasu, Sra. Delcy Medina, destine fondos por un valor de 200 mil bolivianos para la compra de alimentos, mismos que se distribuyeron a mediados de mayo. Entendiendo que esta acción será insuficiente, se pidió a cada comunidad que internamente decidan como colaborar con las familias más necesitadas. Don Julio nos comenta que en el caso de Pueblo Nuevo, “gracias a Dios tenemos nuestro ganadito y los jóvenes con apoyo de Arakuaarenda han sembrado frejol, eso hemos repartido a las familias más necesitadas (carne y frejol en verde)”.

La cuarta gran decisión fue que cada comunidad de manera autónoma, active su sistema de seguridad alimentaria. Entendiendo que la duración de la cuarentena no tiene un tiempo definido y más aún, conociendo que la producción de maíz en la última campaña agrícola no fue satisfactoria, se decidió que cada comunidad destine sus recursos propios y de otras fuentes, para producir alimentos para el autoconsumo. Don Julio nos comentó que en Pueblo Nuevo, “estamos sembrando un poco de hortalizas con la participación de nuestros jóvenes, sé que no es suficiente, pero estoy seguro que saldremos de esta situación”.

De esta manera Parapitiguasu enfrenta una amenaza desconocida, pero ve el futuro con bastante optimismo. Desde nuestra perspectiva, el éxito de Parapitiguasu se debe al grado de concienciación a la que ha llegado su población debido a un flujo permanente de información entre sus dirigentes, autoridades de la AIOC, médicos y las bases. Este es un ejemplo para otras entidades territoriales autónomas o pueblos indígenas para encarar periodos críticos que requieren decisiones y acciones colectivas inmediatas. Para ello, se debe empezar por despojarse de mezquindades y más bien fortalecer los valores de dignidad, reciprocidad, solidaridad y justicia social, que aún están vigentes en el mundo indígena y que Charagua Iyambae inteligentemente lo ha escrito en su Estatuto Autonómico.

[1] Director Fundación Centro Arakuaarenda. Artículo escrito para la Revista Juvenil Arasape Nº15.

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