
Mauricio Bacardit: “Yo pido mantenerme como presidente este año más”
Por: Marcelo Alberto Quelca[1]
Esas fueron sus palabras del Padre Mauricio durante la última reunión de directorio de Arakuaarenda, una obra de la Compañía de Jesús a la que condujo desde el 2010, cuando se debatía su continuidad en la misma como presidente. Porque Mauricio desde el año pasado tenía preocupantes percances en cuanto a su estado de salud, el más grave fue cuando sufrió una caída fuerte que lo dejo postrado por varios meses. Pero satisfactoriamente para los que le apreciamos mucho, recuperó impresionantemente en noviembre pasado.
Recuerdo que en una visita que le hice durante su tiempo de convalecencia en el Hospital de la Villa 1ro de Mayo allá en la ciudad de Santa Cruz, los médicos le habían prohibido fumar y el astutamente me pidió que le pasara su maletín de cuero, que por cierto, nunca lo dejaba, para percatarse si estaban ahí sus cigarrillos y obviamente fumarse por lo menos uno. Al no encontrarlos me dijo “yo ya estoy jugando el tiempo adicional, Dios me ha permitido llegar hasta estas instancias, por qué no me dejan por lo menos fumarme un cigarrillo?”.
Mauricio fue un ser humano excepcional, aunque algunos no queríamos reconocerlo. Desde el 2010 tuve el privilegio de haber compartido casi todos los días por lo menos una hora con él, sagradamente entre las nueve y diez de la mañana, hablábamos de todo, desde la coyuntura política nacional hasta la problemática institucional. En una de esas tertulias, me queje de sus supuestas malas decisiones en la selección del personal, pues estos no llegaban a identificarse con Arakuaarenda y como era de esperar, se marchaban en poco tiempo, a lo que él, luego de pensarlo un momento me respondió “y a ti quien te eligió pues?”.
En otra ocasión, después de la celebración de un aniversario más de fundación de la Asamblea del Pueblo Guaraní le comenté que la alocución que hizo el gobernador cruceño, a quien las organizaciones indígenas de Charagua Iyambae habían invitado, estaba lleno de incoherencias y desconocimiento de la lucha histórica de los guaraníes, a lo que respondió “¡que esperabas de los que tienen el poder!”.
Mauricio expresaba su fe en Dios más allá de la palabra. Arakuaarenda fue la última obra donde quería estar, porque entendía que más que una institución cualquiera era sinónimo de “pueblo guaraní”. En los últimos días, conversando por teléfono me mencionó “hay que seguir haciendo todos los esfuerzos para que Arakuaarenda viva mientras el pueblo guaraní viva” y en su forma de expresión sentía la enorme frustración por no estar presente en Charagua Iyambae, junto a los más humildes, en tiempos difíciles, en tiempos del coronavirus.
Mauricio lamentablemente nos ha dejado el pasado miércoles 20 de mayo por un paro cardíaco, lejos de Charagua Iyambae. Mediante estos pequeños comentarios, que sin duda existen muchos más guardados en mi memoria, quiero expresar mi admiración y profundo dolor por su partida. Te fuiste Mauricio pero tu legado seguro que continuará en la vida de cada uno de nosotros que tuvimos gracias a Dios, el agrado de cruzarnos en tu camino.
[1] Director Fundación Centro Arakuaarenda. Nota extraída de Revista Juvenil “Arasape” nº 15
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