
La seguridad alimentaria en la Nación Guaraní
Adalid Bernabé Uño[1]
La historia refleja que la Nación Guaraní paso por momentos de ocurrencias casi frecuentes de inflexiones cíclicas, tanto en su habitad como en la interrelación con la gobernabilidad: Es una población que sigue transitando en la recuperación de su territorio, en la adaptación y evolución de su cultura, este último repercute en sus expectativas y perspectivas de vida. Todo esto ha ocurrido por diferentes vías, modos, métodos, estrategias, impensables para occidente y tal vez para muchos de los bolivianos(as) que no conocen esta cultura. Siendo esta una de las realidades que se pretende reflexionar en estos párrafos para difundir esos silencios orales y visibilizar algo de lo que conocemos.
Como respuestas de afronte a los momentos de insuficiencias productivas, han generado diversas estrategias de vida en diferentes ciclos de vida, algunas se transmiten aún por la oralidad. Cada familia extensa es parte de una comunidad, y tienen la responsabilidad de garantizar la disponibilidad de alimentos mediante la acumulación de productos alimenticios para el sustento familiar y de la comunidad (caso del cultivo del maíz y su transformación en diferentes subproductos), como también el de priorizar alimentos mediante la adquisición de los artículos de la canasta familiar. Ante todo, la seguridad alimentaria es su mayor preocupación, por tener una composición familiar numerosa, por la concepción que ellos manifiestan “una familia sin hijos no es familia”.
Respecto al cambio climático no lo conciben como una amenaza sino como una realidad al cual hay que adaptarse, movilizando todos los recursos, energías y conocimientos a fin de multiplicarles y volver a contar con las capacidades de asegurar alimentos locales en ecosistemas reducidos y difíciles como es el chaco boliviano. El monte chaqueño fue su fuente de vida, en la actualidad es complementario donde solamente aprovechan algunas especies silvestres, que quizás resuelve algunos de los problemas de alimentación y salud, posiblemente hay muchas riquezas que desconocemos, pero el ámbito académico no profundiza estos espacios, porque necesita de un enfoque holístico.
Con la pandemia del Covid 19, recientemente una comunidad ha optado por utilizar parte de los recursos de compensación hidrocarburífero para la adquisición de productos de primera necesidad, principalmente para disminuir los efectos de la cuarentena, dejando para otro momento la viabilidad de su proyecto, es una determinación de vida siempre pensando en la familia. Es una población que históricamente ha sustentado su base alimentaria en la producción de maíz y otras especies del monte nativo, más la recolección de otros alimentos que oferta la flora y fauna. En las últimas décadas se están adaptando de a poco a las prácticas ganaderas, porque están rodeados de ganaderos, en especial en el manejo ganadero extensivo de monte, otros en la producción agrícola parcelaria como una oportunidad para sumar alimentos y recursos. Estos aprendizajes están basados en la percepción de la práctica, aprenden con agudeza en las labores de campo, por ello es recomendable las prácticas de campo para cualquier intervención de proyectos.
Algunas comunidades y asociaciones que pertenecen a diferentes capitanías, son parte de la cartera de proyectos del Programa Empoderar a través del Proyecto de Alianzas Rurales (PAR CHACO), principalmente en el rubro ganadero y agrícola, es una nueva experiencia de trabajar con reglas ya diseñadas, como ser la asistencia técnica, la contraparte en efectivo de los beneficiarios, las relaciones comerciales con el comprador, la forma de evaluar y monitorear la ejecución de su proyecto y la más compleja de ser ejecutores del proyecto con reglas contables. Entonces, no se cierran a los modelos de desarrollo, tratan de encontrar sinergias, en algunos casos incorporando tecnologías que posiblemente sean respuestas a necesidades específicas.
Otro de los aspectos que es necesario destacar es la producción de maíz, circunscrita en una labranza cero y desarrollada en trabajos comunales desde la siembra hasta la postcosecha, no utilizan ningún producto químico en el control de plagas y enfermedades, por ello cuando almacenan el grano en seco tiene alta durabilidad. Otra de sus fortalezas es el aprovechamiento ocasional de la miel de monte, denominada “de palo”, que es exclusivamente para el autoconsumo y excepcionalmente para la comercialización. Desde mi punto de vista, para la zona del chaco es la única población de mayor resistencia en los trabajos de monte, por ello son contratados como mano de obra barata para diferentes labores productivas y de construcción.
Si bien se encuentran en esa transición a los modos de vida de la modernidad y la acumulación material, la seguridad alimentaria sigue siendo lo más elemental, aunque pasaron por etapas de inseguridad pero supieron sobrellevar. En nuestro país muchos grupos sociales son vulnerables a la inseguridad alimentaria por la dependencia del mercado. Mientras que los guaraníes tienen más opciones de resistencia porque son comunidad y no individuo, porque aún conocen y respetan al monte desde una visión integral.
[1] Investigador en temas de pueblos indígenas y agroecología
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